LO FATAL
Rubén Darío
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
Y más la piedra dura, porque esa ya no siente,
Pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
Ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
Y el temor de haber sido, y un futuro terror…
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
Y sufrir por la vida, y por la sombra, y por
Lo que no conocemos y apenas sospechamos,
Y la carne que tienta con sus frescos racimos,
Y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡Y no saber adónde vamos,
Ni de dónde venimos
El Cid sale de su hogar camino del destierro
Poema de Mío Cid
Con lágrimas en los ojos, muy fuertemente llorando,
La cabeza atrás volvía, y quedábase mirándolos.
Y vio las puertas abiertas,.. y cerrojos quebrantados,
Y vacías las alcándaras sin las pieles, sin os mantos,
Sin sus pájaros halcones, sin os azores mudados.
Suspiró entonces el Cid, que eran grandes sus cuidados.
Suspiró entonces el Cid, que eran grandes sus cuidados.
Habló allí como solía, tan bien y tan mesurado:
-Gracias a ti, Señor Padre. Tú que estás en lo más alto,
Los que así mi vida han vuelto, mis enemigos son, malos.
Allí aguijan los caballos, allí sueltan las riendas.
En saliendo de Vivar voló la corneja a diestra,
Y cuando en Burgos entraron les voló la mano izquierda
CONFIESO QUE HE VIVIDO
Pablo Neruda
Amo tanto las palabras…Las inesperadas…las que glotonamente se esperan, se acechan hasta que de pronto caen. Vocablos amados…Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son en suma, hilo, metal, rocío…
Persigo algunas palabras…Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema. Las agarro al vuelo, cuando van zumbando y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como aceitunas (…)Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madrea bruñida, como carbón, como restos de naufragio, como regalos de la ola…
Todo está en la palabra. Un ideal se cambia porque una palabra se cambió de sitio o porque otra se sentó como una reinita dentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció. Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen todo que se le fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces…
Son antiquísimas y recientísimas. Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada…Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos… Éstos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas m buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo…
Todo se lo tragaban con religiones, pirámides, tribus idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas…Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra…Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes…el idioma. Salimos perdiendo…
Salimos ganando. Se llevaron el oro y nos dejaron el oro…Se lo llevaron todo y nos dejaron todo…Nos dejaron las palabras.
SOLEDADES
Antonio Machado
Yo voy soñando caminos
De la tarde ¡las colinas
Doradas, los verdes pinos
Las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino ira?
Yo voy cantando , viajero
A lo largo del sendero…
La tarde cayendo está,
“En el corazón tenía
La espina de una pasión.
Logré arrancármela un día:
Ya no siento el corazón.”
Y todo el campo un momento
Se queda, mudo y sombrío,
Meditando. Suena el viento
En los álamos del río.
La tarde más se oscurece:
Y el camino serpea
Y débilmente blanquea,
Se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
“Aguda espina dorada